Huelga en Cafetlán. Mayo 2008

Huelga en Cafetlán. Mayo 2008
"Arrogante barquito en el extremo baldío de mi soledad"

sábado, 12 de mayo de 2007

La Junta de Conciliación y Arbitraje DF y el agravio mayor al derecho de huelga



"[...]
La huelga de Cafetlán. Un agravio mayor al derecho de huelga, generado por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal, es la declaración de inexistencia de la huelga en el pequeño, pero no por ello menos importante, centro de trabajo Cafetlán, ubicado en el centro de Tlalpan. Hacía tiempo que no se conocían resoluciones tan absurdas y lesivas a los trabajadores. La junta atrasó, como es común, sus notificaciones, dio oportunidad al patrón Oscar González Hernández de salir corriendo con los enseres de la cafetería poco después de haber sido notificado del emplazamiento a huelga, lo que generó la denuncia por parte de los trabajadores. La junta, atendiendo a la absurda petición del arrendador del local, consideró que no podía haber huelga legal puesto que los patrones se adelantaron en cerrar el centro laboral. Esta decisión es un precedente negativo para el difícil esfuerzo de los trabajadores en los pequeños centros de trabajo a favor de sus derechos. No cabe duda que en estos tiempos en todos lados se cuecen habas."
Arturo Alcalde Justiniani
Tomado de "Ley Televisa, tiempo de rectificar", publicado el 12 de mayo de 2007 en La Jornada

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Huelga en esquina Victoria

Huelga en esquina Victoria

Notas después de una lectura a "El desacuerdo" de Jacques Ranciere

En el orden policiaco el mundo del trabajo se presupone privado. El trabajo se regula por un individuo que pone condiciones que otros aceptan o rechazan. Los trabajadores son sujetos que no existen ante otro; no existen a propósito de un objeto común igualmente inexistente.

Se presupone que el hecho de que los trabajadores hablen no tiene relación con el de que trabajen... No ven, en consecuencia, de qué manera la parte recibida por un obrero con el nombre de salario podría convertirse en un asunto de la comunidad, en el objeto de una discusión pública.

El sujeto obrero que se hace contar en el espacio público como interlocutor debe hacer como sí el escenario existiese, como si hubiera un mundo común de argumentación, lo que es eminentemente irrazonable, eminentemente sensato y resueltamente subversivo, porque ese mundo no existe.