Estimad@s vecinos, clientes y proveedores de Cafetlán:
Queremos informarles que:
Desde hace más de seis meses, l@s trabajadores de Cafetlán nos hemos organizado para mantener nuestra fuente de trabajo y mejorar nuestras condiciones laborales.
Creemos que la equidad y la justicia deben ser los principios éticos de todas las relaciones laborales. El trabajo en equipo, el apoyo mutuo y la solidaridad entre compañer@s han sido los ejes de nuestro trabajo cotidiano. Siempre nos hemos dirigido respetuosamente a patronos, clientes, proveedores, vecin@s y visitantes de Cafetlán.
Sin embargo, hace tres meses, cuando buscamos un diálogo con los patronos para aclarar nuestras condiciones laborales, nos enfrentamos a la cerrazón, el rechazo abierto a nuestra organización colectiva, la descalificación personal e incluso la negación de nuestra relación laboral y condición de trabajadores.
Todo ello nos llevó a tomar la decisión de luchar por nuestros derechos laborales y para ello pasamos tres meses estudiando y elaborando junt@s una propuesta de contrato colectivo de trabajo. Incluimos allí las condiciones favorables que la empresa nos ofreció desde un inicio, las que ganamos mediante nuestro compromiso cotidiano con el trabajo y algunas propuestas que buscaban dignificar nuestra condición de trabajadores y trabajadoras asalariadas. Con todo ello buscamos además mejorar la viabilidad y rentabilidad de la empresa. Creíamos que era posible conciliar los intereses de los propietarios de Cafetlán y los de sus trabajadores a través de una regularización de nuestra situación laboral y un diálogo respetuoso entre las partes.
A todo ello la empresa respondió en la madrugada del 1° de marzo con el cierre patronal de los dos centros de trabajo y con el saqueo de bienes que debían garantizar nuestra estabilidad laboral. Esta acción unilateral dejó pendiente el pago de salarios y dejó a 22 compañer@s sin su fuente de ingresos. La ruindad de nuestros patronos llegó al robo de bienes personales y de las propinas ganadas por algun@s compañer@s. Estos actos desdicen el supuesto compromiso social de la empresa que nosotr@s mism@s ayudábamos a propagar entre clientes y proveedores/as.
Sabemos que esta situación puede afectarles a ustedes, vecinos, clientes y proveedores de Cafetlán pero aclaramos que esta no fue en ningún caso nuestra intención. Seguimos demandando el respeto a nuestra fuente de trabajo y a nuestra dignidad como trabajadores y trabajadoras y para ello la negociación y firma de un contrato colectivo de trabajo. Pero además exigimos la restitución de los bienes de la empresa, el pago de la quincena atrasada y de salarios caídos desde el cierre patronal, y la devolución del dinero y bienes personales sustraídos.
Denunciamos a l@s pequeños y medianos empresarios sin escrúpulos que como los nuestros tratan de manipular, humillan y amenazan a sus trabajadores mientras engañan a sus clientes y proveedores con palabras bonitas como comercio justo, respeto al medio ambiente y trato familiar. Sus métodos terroristas no se diferencian mucho de los de las grandes empresas trasnacionales que saquean nuestro país.
Estamos en la disposición de ampliar la información que ustedes necesiten. Para ello, les agradeceríamos ponerse en contacto con nosotr@s, acudiendo a la mesa informativa que instalamos en el centro de Tlalpan o, bien, escribiéndonos, a la cuenta de correo electrónico: colectivocafetlan@gmail.com y solicitamos su comprensión y solidaridad.
Estas condiciones son las que sufren much@s trabajadores hoy y las que nos ofrece como opción de futuro el modelo económico imperante.
Colectivo de trabajadoras y trabajadores asalariad@s de Cafetlán.
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Trabajadoras y trabajadores asalariad@s de Cafetlán
por un contrato colectivo de trabajo justo
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Huelga en esquina Victoria
Notas después de una lectura a "El desacuerdo" de Jacques Ranciere
En el orden policiaco el mundo del trabajo se presupone privado. El trabajo se regula por un individuo que pone condiciones que otros aceptan o rechazan. Los trabajadores son sujetos que no existen ante otro; no existen a propósito de un objeto común igualmente inexistente.
Se presupone que el hecho de que los trabajadores hablen no tiene relación con el de que trabajen... No ven, en consecuencia, de qué manera la parte recibida por un obrero con el nombre de salario podría convertirse en un asunto de la comunidad, en el objeto de una discusión pública.
El sujeto obrero que se hace contar en el espacio público como interlocutor debe hacer como sí el escenario existiese, como si hubiera un mundo común de argumentación, lo que es eminentemente irrazonable, eminentemente sensato y resueltamente subversivo, porque ese mundo no existe.
Se presupone que el hecho de que los trabajadores hablen no tiene relación con el de que trabajen... No ven, en consecuencia, de qué manera la parte recibida por un obrero con el nombre de salario podría convertirse en un asunto de la comunidad, en el objeto de una discusión pública.
El sujeto obrero que se hace contar en el espacio público como interlocutor debe hacer como sí el escenario existiese, como si hubiera un mundo común de argumentación, lo que es eminentemente irrazonable, eminentemente sensato y resueltamente subversivo, porque ese mundo no existe.
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