Huelga en Cafetlán. Mayo 2008

Huelga en Cafetlán. Mayo 2008
"Arrogante barquito en el extremo baldío de mi soledad"

viernes, 6 de abril de 2007

Hay café

2 comentarios:

Unknown dijo...

¿Por que no cuentan las cosas bien?. De las tres sucursales, la única que daba ingresos era la de Tlalpan, las demas solo fueron deudas que aun no se terminan de pagar, puta madre que capitalistas!!!, la renta solo del local de Tlalpan era como de $9000 pesos, y de menos habia tres grillitos por turno y si se trabajaba de 9:00 am a 2:00 am, de a $12 pesos son $ 612 diarios solo para pagar nomina, y $300 diarios detinados a la renta (solo de tlalpan, las demas sucursales capitalistas no juntaban para pagar su propia renta) y los gastos de los insumos y la sagrada comida a la carta de cada grillito dejaban sin ganancia capitalista a Cafetlan, la ganacia del cafe siempre es igual, se supone que por eso es negocio una cafeteria, pero ya ven, aqui no. Por favor piensen, Ana Maria es bastante pendeja para tomar una computadora, estoy mas cerca de lo que creen sobrinitos

Colectivo de Trabajadores de Cafetlán dijo...

Tía:
Tú tampoco das la cara. Cobarde y ardida, no es difícil saber quién eres. Pero no estamos acá para hacer una guerra personal. Nosotros estamos defendiendo derechos, no estamos interesados en luchitas pasionales. Perdón por decepcionarte.

Huelga en esquina Victoria

Huelga en esquina Victoria

Notas después de una lectura a "El desacuerdo" de Jacques Ranciere

En el orden policiaco el mundo del trabajo se presupone privado. El trabajo se regula por un individuo que pone condiciones que otros aceptan o rechazan. Los trabajadores son sujetos que no existen ante otro; no existen a propósito de un objeto común igualmente inexistente.

Se presupone que el hecho de que los trabajadores hablen no tiene relación con el de que trabajen... No ven, en consecuencia, de qué manera la parte recibida por un obrero con el nombre de salario podría convertirse en un asunto de la comunidad, en el objeto de una discusión pública.

El sujeto obrero que se hace contar en el espacio público como interlocutor debe hacer como sí el escenario existiese, como si hubiera un mundo común de argumentación, lo que es eminentemente irrazonable, eminentemente sensato y resueltamente subversivo, porque ese mundo no existe.